Entrenamiento personal de fuerza, Pilar

En este caso el cambio físico fue un efecto secundario de seguir un entrenamiento personal de fuerza.

Esta vez os traemos el cambio de Pilar, una amiga que conoció nuestro trabajo de entrenamiento personal de fuerza gracias a su pareja, Carlos, un buen amigo que había empezado a entrenar con nosotros un mes antes.

Su objetivo no era como el de los demás. Su historia es la siguiente, se encontraba haciendo las prácticas de su carrera y un día al intentar hacer un esfuerzo físico y no pudo, pero una compañera con casi 30 años más lo hizo con cierta facilidad.

La falta de fuerza le provocó cierto desconcierto ya que no podría ejercer su trabajo con seguridad algo que le empujó a buscar un programa de entrenamiento personal de fuerza que le permitiese además de ponerse en forma incrementar su fuerza física.

A pesar de que Pilar había hecho deporte desde pequeña, lo fue dejando poco a poco como les pasa a muchos jóvenes al llegar a la adolescencia.

¿Cómo acabé decidiendo la tipología de entrenamiento personal?

Al ser pareja de Carlos que ya estaba con nosotros decidimos que atendiesen las sesiones de entrenamiento personal de fuerza juntos.

Tarde poco en ver que Pilar era muy competitiva. No le gusta perder ni a las canicas, así que aproveché esa faceta suya para compararla con otra chica que llevaba más tiempo entrenando conmigo.

Intenté que sus entrenamientos fueran parecidos y efectivamente surgió efecto ya que en tres meses tenía un rendimiento similar o superior debido a su capacidad de esforzarse durante las sesiones.

Después de años siendo entrenador personal detectas rápidamente la personalidad de tus amigos, se adquiere un “sexto sentido”, aunque sigo cometiendo errores como cualquier ser humano con Pilar no fue el caso.

No puedo dar cifras exactas, pero estoy seguro de que en 3 meses consiguió hacer una buena cantidad de flexiones, dominadas y… ¡sentadillas con 105 kilos! Algo que como veis en la foto le llevó a un cambio físico, simplemente, de todo el esfuerzo que puso en conseguir su objetivo.

Durante el proceso pasó algo que nos suele pasar con bastante frecuencia y que nuestros amigos conocen, especialmente los que han entrenado conmigo, en un momento determinado pude soltar mi frase favorita: “Es hora de empezar a comer más” y ¡vaya si lo hizo! nos mandaba fotografías con los platos de comida que se preparaba como por ejemplo 640 gramos de ensalada de pasta (ya hervida).

A día de hoy es uno de los cambios de los que más orgullo me hace sentir porque después de haber dejado de venir con nuestro programa de Fatbusters ha sido capaz de seguir entrenando por su cuenta.

Según entendemos nosotros las claves son:

  • Encontrar un sistema de entrenamiento que te gusta y te motiva.
  • Una dieta con la que no se pasa hambre.
  • Y un gran compañero de entrenos, Carlos.

¡Enhorabuena a los dos por vuestro esfuerzo y por vuestra constancia!