Obesidad infantil, la pandemia del siglo XXI

Obesidad Infantil

Como entrenadores personales ¿Qué podemos hacer enfrente la obesidad infantil?

Aunque actualmente no lo vemos como un gran problema, la obesidad infantil se está extendiendo por toda Europa.

Como entrenador personal aplaudo los muchos programas que se están poniendo en práctica en cada uno de los países para revertir la situación.

Lo solemos escuchar en la televisión y suele pasar desapercibido a nuestros oídos, pero es algo muy serio y preocupante.

Para los adultos se tiene estipulado que la obesidad está alrededor del 25% del IMC, para los infantes y adolescentes hay unas tablas propias que podéis consultar en vuestro pediatra e internet en las páginas oficiales.

El Origen de esta pandemia está muy focalizado en los lobbies alimenticios y sus mentiras, engaños, triquiñuelas… publicitarias.

A esto último le sumamos el hecho de que la gente tiene poca cultura a nivel nutricional o que lleva, ya incrustado en su ADN, falsos mitos alimenticios.

Esto último por suerte está cambiando poco a poco ya que la gente y las asociaciones están denunciando tales prácticas.

¿Qué son las causas que provocan la obesidad infantil?

  • Gente poco informada sobre nutrición. No es lo mismo alimentarse que nutrirse. No hay padres que dañen adrede a sus hijos, pero hay una realidad y es que, a la hora de intentar mejorar, formándose, no hay muchos que presten atención a los consejos de sus pediatras.

Con la frase: «A mí me daban lo mismo y he salido muy bien», se conforman. La competencia de precio en el sector de la alimentación ha creado una miopía por parte de las empresas.

Esta ha sido buscar productos de más baja calidad, pero mucho más económicos como, el azúcar, las grasas transgénicas, la grasa vegetal de palma y otras lindezas para abaratar costes.

Así que hoy por hoy nos encontramos en un sector que en vez de premiar la calidad lo hace el precio. Como van a combatir unos plátanos con 3 bollicaos a 1€ y encima sin estrés de que se los coman.

Los productos en el sector de la alimentación de 30 años hacia aquí son muchísimo peores.

Así que recurrir a esa frasecita (yo comía lo mismo y no he salido tan mal) debería estar penado, no cuesta nada mantenerse informado por la gente que más queremos.

  • Los embustes del lobby alimenticio a la hora de de vender sus artículos. Un claro ejemplo son  las galletas “Dinosaurus”, ¡llevan una cantidad indecente de azúcar!, con seis galletitas y un vaso de leche ya llevan el azúcar recomendado por la OMS para todo el día.

Tal es su atrevimiento que tienen un sello, en su caja, de la asociación de pediatría española.

Todo para provocar la confusión y llevar a la confusión de pensar que es un alimento para niños, pero al leerlo atentamente podremos ver que “entidad colaboradora”.

Aun así, que la asociación de pediatría lo permitiera me parece una salvajada.

  • Ya lo hemos comentado antes, es más rápido y económico. Además, no dan problemas en cuánto a dificultad que dan los niños ante la fruta. A parte de ser entrenador personal soy padre y lo vivo todos los días.

Me sería más fácil comprar un pack de galletas que batallar por una mandarina, unas uvas, una manzana… Estoy seguro que valdrá la pena.

Una cena saludable, rápida y «baja en conflictos» es la tortilla francesa. Lentejas, garbanzos y alubias son comidas que no tienes que prestar una atención constante y debemos comer mínimo 2 o 3 veces por semana, pero suelen ser un poco más difíciles para nuestros niños.

  • El sedentarismo. No es cuestión de tener atletas en casa con 5 años, pero si sería conveniente que cada día pasara una horita en un parque o tres veces por semana algún deporte.

Además de evitar la obesidad tendrá más coordinación, agilidad y le servirá para tener más vida social fuera de la escuela.

Consecuencias de una mala alimentación en niños

A corto plazo:

  • Problemas psicológicos. Los niños con exceso de azúcar tienen muchas dificultades para concentrarse y no siguen los juegos propuestos. Esto produce frustración.
  • Diabetes (I y II).
  • Anomalías ortopédicas. El sobrepeso en los niños crea desviaciones en la columna y pies planos.
  • Enfermedad del hígado.
  • Dificultad respiratoria nocturna. Esto crea infantes con problemas de sueño. Niños más cansados y con más dificultad para concentrase, si cabe.

A largo plazo: (Adulto que fue un niño obeso)

  • Se ha demostrado que existen problemas para adelgazar relacionado con el peso
  • Aumento de la tasa de mortalidad prematura.
  • Existe un aumento de cardiopatías, diabetes, cáncer, depresión y artritis en los adultos que fueron niños obesos. El cambio de hábitos resulta muy difícil de variar si estos provienen de la infancia.

¿Cómo podemos evitarlo?

  • Promover que los niños hagan una hora mínima al día de ejercicio.
  • Cuidar su alimentación. Aún estamos a tiempo de aprender, nuestra recomendación es contratar a un profesional de la nutrición (nutricionista y/o dietista) y que nos de unas pautas nutricionales.

¿Qué cuesta la salud de nuestro hijo?

  • Cambiar la bollería industrial por fruta.
  • Dar ejemplo. Se ha demostrado que el 80% de los niños obesos tienen uno de los dos padres obesos.

Esta afirmación suele venir acompañado de la falsa creencia de la genética. ¡Es falso!, son los hábitos alimenticios de los padres los que hacen que los niños engorden.

En las casas no hay un producto de cada familia de alimentos para cada uno de los miembros, eso sería una locura.

Por lo tanto, todos comen igual de mal. De padres obesos, niños obesos y esta frase es una realidad mal nos pese.

Este artículo se puede tomar de dos maneras.

La primera es pensar que es una ridiculez y no hacer nada para cambiarlo. Siempre es más fácil dar la culpa a la genética y al nerviosismo de los niños. Las excusas son más sencillas y no dan sentimiento de culpabilidad.

La segunda es ver que existe una realidad que hasta ahora desconocíamos parcial o totalmente y tomes las medidas para cambiar tus hábitos. ¡Tú decides cual es la manera!